Hacía mucho tiempo que los animales deseaban averiguar a qué sabía la luna. ¿Sería dulce o salada? Tan sólo querían probar un pedacito. Por la noche miraban ansiosos al cielo. Se estiraban e intentaban cogerla, alargando el cuello, las piernas y los brazos.
¿Lo conseguirían?
Vino a contarlo a nuestra biblioteca María, abuela de César, alumno de Infantil de 5 años D.
Y lo mejor de todo es que...
¡pudimos probarla y estaba riquíiiisima!
Gracias María.
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